Ir al contenido principal

El Spider-man de Spencer: un análisis desmedidamente largo


Ahora que se cumplen más de 50 números desde el comienzo de Nick Spencer como guionista de The Amazing Spider-Man, creo que es un momento tan bueno como cualquier otro para sentarnos a hablar sobre lo que Spencer ha estado haciendo estos años y qué representa dentro de la larga continuidad de autores que han escrito la cabecera principal del trepamuros. Por supuesto, el presente artículo está plagado de lo que podemos considerar spoilers, y se trata de una visión subjetiva, por muy documentada que esté, sobre el momento presente y el legado de más de 50 años de historias del personaje. Vamos un poco a ello.

¿De dónde venimos?

Para contextualizar el trabajo que ha desarrollado Spencer hay que valorar qué es lo que se había publicado previamente en la colección. Dan Slott ha sido durante una década guionista de The Amazing Spider-Man, siendo su etapa la más prolongada de ningún autor a cargo ininterrumpidamente del personaje. Desde 2008 a 2018 Slott ha cambiado por completo el panorama arácnido en más de una ocasión, aunque curiosamente, el statu quo que ha dejado a Spencer es bastante similar al que él tomó en 2010, cuando se convirtió en el guionista único de la colección.

Es complicado resumir todo lo hecho por Slott en estos 10 años, pero la cantidad de temas e ideas que ha explorado puso sobre alerta a muchos de los aficionados. ¿Qué se puede hacer ahora que sea original? A lo largo de esta década, Slott ha estudiado la carga de poder y responsabilidad característica del personaje (Spider-Island, Renew Your Votes), explorado los motivos por los que Peter es el mejor Spider-Man posible (Superior Spider-Man), llevado al personaje a nuevas cotas de desafío (Spider-Verse, la renumeración a partir de 2015) y llevado a límites nunca vistos la heroicidad del personaje.

Si Slott explotó la épica y el carácter heroico del superhéroe, Spencer se centra en aquellos momentos de dolor y fracaso del Peter más humano. Con esto no quiero decir que Slott no prestara atención a los elementos humanos de Peter sino que para él eran las cualidades positivas de Peter las que hacían de él el mejor héroe posible.

Incluso al final de su etapa, cuando Slott decide saldar las cuentas con todo lo conseguido por Peter, tirar abajo Industrias Parker y destrozar una relación romántica tras otra para Peter, la historia trata sobre cómo todo el camino andado por Peter da fuerzas a Spider-man. Su último arco, poniendo en su camino a amigos y enemigos por igual, sigue tratando sobre la fuerza, la esperanza y el valor del héroe.

Spencer va a acercarse al personaje desde otra perspectiva, poniendo ante Peter no las derrotas que no pudo evitar, sino aquellas que pudo haber hecho mejor las cosas, pero no lo hizo.

Un Spider-man definido por sus errores

Spencer no es el primer guionista en trabajar con esa visión de Peter llevado al límite, y de hecho, su etapa presta claro homenaje y mucha atención al lado más dramático del personaje. Todos los héroes de Marvel tienen en su carrera cierta carga de tragedia, pero en el caso de Spider-Man esto deriva en casi todas las ocasiones del fracaso, de la falibilidad de Peter. La génesis de Spider-Man no deriva del accidente que le dió sus poderes sino de su primer gran error, el dejar escapar a un criminal que mató a su tío Ben. 

A lo largo de los 60, estos errores de Peter servirían a Stan Lee y compañía para profundizar en el carácter trágico del personaje. La muerte de Bennet Brant en el número 11 de The Amazing Spider-man o George Stacy en el número 90 son la mejor muestra de estos errores. Los daños colaterales de las acciones de Peter, incluso cuando intenta hacer el bien, repercuten sobre él y sobre sus seres queridos.

Gerry Conway llevaría esta interpretación aún más lejos con la muerte de Gwen Stacy en el número 121. Peter David acabó con la vida de Jean DeWolff en 1985, mientras que J.M.DeMatteis contó la muerte de Harry Osborn en el Spectacular Spiderman 200. Estos autores se adentraron en la oscuridad y nos proporcionaron algunos de los momentos más memorables, pero también más duros de la historia del trepamuros.

Si Slott tuvo un momento para tratar estos temas fue Clone Conspiracy, un evento inusual en su carrera en el que intentaba dar un último gran colofón al historial de Spider-man con los clones. Centrado en todas las muertes que Peter ha sido incapaz de evitar a lo largo de su carrera, Clone Conspiracy presentaba una tentación peligrosa, una escapatoria envenenada a Spider-man para huir de todos sus remordimientos reviviendo a todos aquellos amigos o enemigos que habían perdido la vida al cruzarse Spidey en sus vidas.
Sin embargo, Spencer no quiere darle a Spider-man la posibilidad de enmendar sus errores o de eludir la responsabilidad de sus fallos. Al contrario, la carrera de Spencer trata de pasar factura a Peter. Spencer se fija en el daño, a veces visible y otras invisible, que ha hecho con sus decisiones personales, humanas, privadas. Una perspectiva más cercana y psicológica, menos épica.

Los pecados de Peter

Spencer comienza su etapa con un golpe bajo a Peter. Durante el arco de Superior Spider-man, cuando Otto Octavius se encontraba al control de la identidad de Peter, este decidió conseguir el doctorado para su nueva vida. Sin embargo, de vuelta a la normalidad, Peter será acusado de plagiar su tesis doctoral del trabajo de Octavius, algo que es esencialmente cierto y que además no puede desmentir sin poner en peligro su identidad secreta.

Esta declaración de intenciones es solo un pequeño paso que irá desmontando poco a poco la vida de Peter. Un acto sin ninguna maldad, como aceptar los logros obtenidos por Otto a cambio de todas las dificultades que le supuso ser poseído por el Dr. Octopus durante meses, pero aún así se vuelve en su contra. Spencer está plantando la semilla de cuál va a ser el tema central de su etapa: la responsabilidad.

Y cada vez que Peter ha bajado la guardia, por cada ocasión en la que Spider-man ha priorizado sus intereses o anhelos por encima de los mandatos de su propia moral, Spencer ha preparado un nuevo golpe sobre Peter. De hecho, el guionista no pierde el tiempo y ataca a la yugular con el que probablemente es el mayor acto de egoísmo e inmoralidad posible: un pacto con, literalmente, el demonio. La forma en que el “Mefistazo” fue gestionado es irrelevante, lo cierto es que Peter toma una decisión increíblemente irresponsable y compleja que afectaba a docenas de personas de su vida. Y sin embargo, él solo se ha preocupado desde entonces por la forma en que afectaba a una, MJ. El regreso de Felicia cambiará eso.
Con este acto, Spencer no solo renueva a un personaje que llevaba dos décadas atascado y gana un aliado para Peter, también nos cuenta una historia llena de sensibilidad sobre los “daños colaterales” que la vida superheroica de Peter tiene en las personas que le quieren y de cuyas vidas forma parte. No en forma de amenazas enmascaradas y peligros, sino a través de todos los elementos inusuales e insólitos a los que las personas normales no se ven sometidas. Sinceramente, creo que el número 10 de la etapa de Spencer está al nivel de momentos tan memorables y emotivos como el Amazing Spiderman 38 de Straczynski.

Otro de los puntos en que se ha centrado Spencer es el tratamiento que ha dado a J.J.Jameson. Normalmente se ha mirado la forma en que la vida de J.J.J. ha definido su opinión sobre Spider-man. Pero Spencer le da la vuelta y nos muestra la forma en que la existencia de Spider-man ha definido su vida. El primer arco en el que trata este tema (números 11-13), parece que trata sobre los pecados de Jameson. Sobre todo el daño que hizo a otra gente y el legado maligno que ha dejado por su obsesión con Spider-man.
Pero Spencer se guarda un as en la manga y en el número 39 vuelve a la carga dando voz a J.J.J. y poniendo a Spider-man en su sitio, haciéndole ver su parte de responsabilidad en los actos de Jonah. Spencer escribe uno de sus mejores tebeos para darnos por primera vez la perspectiva de Jameson no desde sus (explicables o no) prejuicios previos, sino en base a motivos reales que son culpa de Spider-man. Estos dos personajes que tantos errores acumulan, tan falibles e imperfectos, y que tanto daño se han hecho el uno al otro, no son blanco o negro.

De nuevo, estos errores no han fortalecido a Peter ni le han hecho un mejor héroe. Pero aceptarlos, y asumir la responsabilidad y sus propios errores sí que podrá hacerlo. Reforzar de una forma más íntima su relación con Jameson, uno de sus enemigos más acérrimos, es algo que no se puede hacer con heroicidad y tesón, sino con humildad y espíritu de reparación, igual que con Felicia.  

Algunas de mis opiniones sobre Hunted, uno de los arcos más largos y polémicos de la etapa de Spencer ya las conté en ADLO!, pero ahora me voy a centrar en su función dentro del gran esquema, porque va a tratar principalmente la relación de Peter con dos de sus villanos clásicos. Por una parte, el Gibón. Martin Blank es un hombre torturado y herido al que Peter humilló en un momento particularmente de su vida cuando intentó buscar en Spider-man un apoyo, un aliado y una salida a sus demonios personales.

No es de extrañar que Spencer vuelva a estas viñetas de Lee y Romita Sr. de forma literal para hablarnos sobre las consecuencias inesperadas. Un acto aleatorio, casi anodino en un número perdido en la larga continuidad arácnida (el 110 de The Amazing Spider-man. Excelsior!) tendrá consecuencias importantes. La creación de un villano que terminará su vida trágica e injustamente durante el arco de Spencer.

El otro villano es, por supuesto, Kraven el Cazador. Aquí es muy importante hablar sobre el pecado de Peter durante La Última Cacería de Kraven. Kraven el Cazador le dice a Spider-man tras haberlo derrotado “Te doy mi palabra de que Kraven el Cazador no volverá a cazar”. Spider-man mira los ojos de Kraven… y sale por la ventana con un escueto “Volveré”. Kraven tomará un arma y acabará con su vida. Y de alguna forma, sabemos que Spider-man sabe que este es el final.
Es un pecado extraño, una decisión casi imposible. Pero Peter deja que Kraven muera esa noche. Todo el arco trata de Hunted trata sobre responsabilidad. La de Spider-man, incluso respecto a sus enemigos como el Rhino o Kraven. De Kurt Connors frente a su hijo, al que mató como el Lagarto y le fue devuelto revivido, pero que guarda el recuerdo de su propio padre matándolo. De Kraven frente a su legado.  Hunted es un arco muy largo, y en ocasiones puede resultar denso, pero el núcleo de la etapa de Spencer está perfectamente retratado: son los fantasmas del pasado, las decisiones que tomamos y la forma en que los afrontamos.

La situación vuelve cuando se trata del Comepecados. Spencer no golpea a Peter con su fracaso a la hora de impedir el asesinato de la capitana Jean DeWolff, sino que apunta a la forma en la que Peter, enfurecido con la muerte de su amiga, acabó empujando a la muerte a su asesino, un hombre enfermo y con problemas mentales que intentaba redimirse y curarse.

Pero no solo trata sobre esto, el Comepecados llega para poner patas arriba la vida de Peter, para forzarle más al límite. De nuevo juega a tentar a Spider-man con una redención. Una forma de eliminar la maldad de sus enemigos sin tener sangre en sus manos. La solución definitiva para el dilema sobre las vidas salvadas por matar a un asesino. Y el sujeto sobre el que se debate no podía ser otro que Norman Osborn. Deseando encontrar una excusa moral para aceptar este acuerdo, Peter acude a sus amigos. Y entonces Spencer le niega a Pete rla posibilidad de descargar su responsabilidad sobre esta decisión. Si Peter está dispuesto a poner en riesgo la vida de su mayor enemigo, no tendrá ninguna excusa. Ni siquiera la de Gwen Stacy.
Creo que aquí, tan cerca del climax, no es casual que Spencer utilice la palabra decisión en vano. Estos 50 número han tratado sobre decisiones. Todas ellas tomadas por Peter conscientemente, aún si conocer todas sus implicaciones. No puede ser causal tampoco que Spencer haya plantado las semillas de un personaje capaz de prever el futuro y, por tanto, tomar dichas decisiones con un conocimiento de causa que no se siente del todo correcto.

El arco más reciente, The Last remains, vuelve sobre las decisiones de Peter. Una decisión impulsiva, tomada en un momento de mucha tensión, pero calculada y consciente. Porque a pesar de todo, y de varios números tratando de salvar a Norman, Spider-man decide. Y pagará por eso, mientras vemos un descenso total al infierno. Peter ha sido llevado al extremo y Spencer prepara una gran traca final con Morlun, un montón de spider-sonas, y, por supuesto, la subida de las apuestas en la amenaza que supone Kindred.

Kindred

Una de las decisiones más interesantes de los dos años que Spencer ha llevado las riendas de The Amazing Spider-man es el tratamiento del cruce inevitable con Matanza Absoluta, el evento de simbiontes. En lugar de centrar la historia en el historial de Parker con el traje alienígena, Spencer encuentra un momento para sembrar las semillas de su proyecto mediante una conversación, casi un monólogo, entre Kindred y Norman Osborn.

No solo sirve para sembrar una potente sospecha sobre la identidad del misterioso villano que está moviendo los hilos para poner la vida de Peter patas arriba. También nos refuerza el tema del legado y las responsabilidades pasadas. Como ya he comentado antes, uno de los mayores pecados que comete Peter es con Harry Osborn. La malograda decisión de traerlo de vuelta de entre los muertos con el reseteo de 2008 ha dejado al personaje en una tierra de nadie que lo ha hecho menos relevante vivo de lo que fue estando muerto.

Que Spencer nos quiera hacer pensar durante un año entero que Kindred es Harry tiene una relación directa con el motivo de su trabajo. Cada vez que vemos a Kindred, cada vez que se desvela una pequeña porción de su plan, no podemos evitar pensar en Harry y en las múltiples formas en las que Peter le falló. La identidad del villano es irrelevante para este propósito, resulte ser Harry o no, este pensamiento constante, casi intrusivo, nos tiene que poner en la piel de un Peter Parker que comienza a sentir el peso de todas sus acciones pasadas, y a temer las consecuencias de las que aún no han venido a perseguirle. No son cliffhangers vacíos, son ideas muy bien trabajadas para que transmitan algo cuando leemos a Kindred.

Personalmente, creo que Harry no va a ser Kindred. Pero como digo, eso no resta ni un poco de fuerza a todas las implicaciones a las que nos empuja pensar que lo sea. Pero si no es Harry, ¿qué pecados le quedan a Peter por pagar? ¿Qué decisiones mal tomadas guarda aún Spencer para lanzar sobre él? Todavía queda un buen arsenal que se me ocurre. Lo que está claro es que Spencer no teme meterse en el barrizal de los últimos compases de JMS en el personaje, que van desde la infame Pecados del Pasado al desastroso Mefistazo. Intuyo que por ahí van a venir los tiros.

No todo va a ser llorar

Una de las cosas que creo que resultan más chocantes al lector indignado de la etapa de Spencer es que aunque hay un motivo claro en lo que el guionista está haciendo, no todos los números giran alrededor de esa gran revelación. Spencer quiere contar otras cosas sobre Spider-man, y una de ellas afecta directamente al statu quo del personaje. Esa cosa es la relación de Peter con MJ.
Viendo los intereses y las connotaciones que ha tenido toda la etapa, muchos esperamos que el golpe final que deje sobre la mesa Spencer sea una boda entre ambos personajes, reparando lo que en 2008 fue quebrado con el Mefistazo. Lo cierto es que ambos personajes estuvieron casados durante 21 años de publicación, y llevan “no casados” más de la mitad de ese tiempo. Parece razonable que se esté valorando volver a dicha situación, sobre todo ahora que el papel del Spider-man joven y con líos románticos tiene más candidatos (Miles Morales, la Spider-Ghost Gwen Stacy, Spiderwoman,...).

Creo que Dan Slott hizo un gran trabajo creando varios intereses románticos nuevos e interesantes para el Peter soltero, pero lo cierto es que para los aficionados acérrimos es difícil que nadie pueda ocupar el lugar de MJ, y dado su papel principal en las adaptaciones audiovisuales del personaje, parece bastante evidente que esta resolución es la que espera también la mayor parte del público más reciente o “casual”.
Tratar este tema mientras hundes progresivamente al personaje más y más es complicado de gestionar, pero sirve como uno de los contrafuertes que garantiza que la colección no se vuelva demasiado amarga. No deja de recordarme al trabajo de Straczynski en el que se alternaba la relación de Peter con el tótem araña y todos los elementos místicos con un trabajo profundo de psicología de personajes con Peter, May y MJ. Puede que la relación entre una cosa y la otra no sea tan clara como lo era en este caso, pero no creo que empañe o empeore el producto.

El otro elemento añadido a la colección es que Spencer haya retomado su relación con los Superior Foes que probablemente le compraron el puesto de guionista arácnido cuando Slott lo dejó vacante. Los números dedicados a Fred, Spider-man y Kingpin son, es cierto, lo más parecido a un relleno que podemos encontrar ahora mismo en la colección de Marvel, pero de nuevo, sirve para endulzar una colección con una gran carga dramática, relajar el ambiente y además, son unos tebeos escritos estupendamente, con muchísimo corazón y sentido del humor.
¿Esta barbaridad de texto pretende convencer a nadie de que tiene que gustarle esta etapa? No, aunque creo que es inherente a las etapas en curso de personajes tan populares como Spidey que generen cierta controversia, y es en la forma en la que acaban siendo recordadas y su impacto sobre colecciones posteriores lo que acaba marcando su clasificación final.

Por supuesto, desde mi subjetiva opinión, la mayoría de críticas que ha recibido Spencer se deben a una impaciencia que ha impedido ver a los aficionados que no todo tiene hacer avanzar esa trama principal. Muchas de las historias más memorables del personaje son aventuras sueltas que no han marcado grandes cambios en la historia interna del personaje pero que han definido la percepción del público y autores sobre el mismo.

Al final, todos los cabos se irán atando. Pero hay un leitmotif que se puede leer en retrospectiva, no solo a lo largo de esta etapa, sino en la obra de autores anteriores. Spencer hace eso tan marvelita de que parezca que decisiones tomadas años antes por otras personas iban dirigidas a su plan maestro, tomando un recurso habitual en las tramas y convirtiéndolo en el motor de tu historia. Esto es usar la continuidad a tu favor. Y en ese sentido, os diré, creo que Nick Spencer está haciendo un trabajo magistral.