Ir al contenido principal

Punk en español antes del punk: precedentes de una Historia Oficial

Antes del que el rock radical vasco y la Movida se quedasen todo el mérito, ya existía punk en español. Bandas pioneras, secuelas directas el impacto del punk anglosajón en el convulso escenario cultural de la Transición.


Empezaba Jesús Ordovás su ¿De qué va el rrollo? (1977) diciendo “El que mucha gente no sepa de qué va el rrollo no es extraño, aunque sí es grave. Pero el que los partidos políticos, sobre todo los del espectro izquierdoso, no sepan de qué va el rrollo ni les preocupe demasiado el saberlo es suicida”. Lo cierto en es que el “rrollo” tal y como lo definía Ordovás es una mezcla informe y algo desinformada del anarquismo contemporaneo, doctrina beatnick, nihilismo punk, situacionismo y estructuralismo pop que habría que discutir si llegó a existir como el conjunto que él intenta presentar en su libro. Pero acierta en que las élites políticas e incluso culturales de la España tardofranquista no entendían las tendencias que venían del exterior, después de décadas de excepcionalismo estatal en el que izquierdas y derechas seguían aferradas a estructuras herederas de los años 30. En los 70 en España todos oían campanas pero casi nadie sabía por dónde venían, y por eso aquellos con un poco más de conocimiento de las tendencias extranjeras, como el caso de Ordovás, parecían unos visionarios.

Primer libro sobre el punk en español

El punk en español creció compartiendo revolución con los homosexuales de Madrid, con la juventud obrera de las zonas industriales de la península y con los cantautores del tardofranquismo, portavoces de una cultura popular y plurilingüe que reivindica el caló en Andalucía, la rumba catalana o el bertsolarismo vasco. Tuvo muchas cunas y creció y se desarrolló de forma rica y variada durante los últimos años de la década de los 70, hasta que fue mutilado y encubierto en el mismo acto de desmemoria que descafeinó las alternativas de izquierda de la Transición y desmanteló el obrerismo antifranquista. La revisión de la historia musical de los 70, apoyada por todos los estamentos y desde todas las ideologías a partir de 1980, desdibujó a nuestros primeros punks y los sacó de la foto para encumbrar como padres del invento a pujantes adalides de la izquierda abertzale, pioneros empresarios del negocio musical “independiente” y periodistas del rock estatal que se habían pasado tres años viéndolas venir.

Conocer el pasado, comprender el presente


Reivindicar aquellos primeros años de punk en español nunca puede desmerecer la importancia de aquellos grupos de los 80, que construyeron una nueva escena y le dieron una vida que aquellos pioneros no lograron hacer duradera. No se trata de competir por ver quién fue más importante, más decisivo o más auténtico. Se trata de combatir la desmemoria, de reivindicar a héroes y mártires de aquella primera escena. De condenar a villanos y verdugos en aquel complicado lapso de tiempo desde que el punk nació hasta que murió por primera vez en España.

En 1977 el punk ya había entrado en la vida de los españoles. Lo había hecho a través de la televisión cuando en Octubre TVE había emitido el famoso Dossier sobre la escena punk en Londres, con invitados de prestigio como Paloma (Palm Olive) Romero y Jordi Valls, pioneros castellanoparlantes del movimiento. Lo había hecho a través de las tiendas de discos, a través de los escasos vinilos de punk inglés, pero con más intensidad en la prensa especializada, que llevaba todo el año sin dejar de hablar del nuevo fenómeno. Y lo hizo a través de los primeros conciertos y grabaciones de las bandas locales. Y es que a través de esas pequeñas muestras, y de mucho tráfico de material musical traído desde fuera de las fronteras del estado, numerosas bandas comenzaron a brotar por distintas zonas de la Península.

Pioneros del punk en español


En Barcelona serían suficientes como para organizar a finales de 1977 un festival. A la famosa La Banda Trapera del Río se sumaban Marxa, Peligro, Mortimer, Basura, Último Resorte... En Madrid, Ramoncín y WC? Y Kaka de Luxe sirvieron de avanzadilla para muchas bandas posteriores, desde Glutamato Ye-Yé a Parálisis Permanente. En el extrarradio de Valencia aparecen Doble Zero. En Euskadi bandas como Corrupción, Isidoro y su Colección de Puertas Plegables y muchos otros comienzan a asaltar los escenarios más precarios de Bizkaia ya en el 78, años antes de que aparezca ninguna de las famosas bandas del Rock Radical Vasco.

Primer festival de punk en español

La cosa está lejos de frenar tras la separación de los Sex Pistols, figuras más visibles del movimiento. Si en el 76 Patti Smith fue una de las primeras artistas internacionales en tocar en los escenarios estatales tras la muerte de Franco. en 1978 comienzan a acudir bandas del punk internacional a los escenarios de varias ciudades españolas. Iggy Pop, The Strangles, o Blondie (esta última en el festival Canet Rock) traían sus propuestas en directo a los pioneros nacionales, que recogieron aquellas pinceladas y las hicieron suyas. En el 79 llegarían Siouxsie & The Banshees y en 1980, los Ramones. Para entonces ya hay una rica escena punk en español en varias ciudades, con conciertos frecuentes, maquetas e incluso LPs de varias de las bandas anteriormente mencionadas.

La vida de la mayoría de estos grupos sería breve, asombrosamente corta, como la de gran parte de sus referencias anglosajonas. Sin embargo, sirvieron de inspiración para bandas de mucho mayor recorrido, que terminarían por eclipsar su legado y referenciar a las más populares bandas británicas y americanas que habían inspirado a sus predecesores. Así, Doble Zero daría paso a los Interterror de “Adios Lilí Marleen”, los grupos de punk madrileño como Toreros After Olé, La Broma de Ssatan o Los Nikis serían apartados por la popularidad de la Movida Madrileña y la frenética y viva escena catalana se extinguiría (con loables excepciones como Decibelios) en favor de una pujante escena vasca que, olvidados sus orígenes, se vería impulsada por intereses propagandísticos que redefinieron la forma de hablar del punk en español durante los siguientes 40 años.